Y sintiéndome inmersa en pena, en dolor,
Envuelta en aquel vacío
Que llega inconsiderado y sin avisar,
Miré hacia el alto
Y vi el cielo pintado de un azul
Tan bello e indefinido
Que ningún pintor
Podría jamás retratar!
Y ese azul indefinido, impreciso,
Matizado de discreto esplendor,
Siempre recién-nacido,
Virgen y fértil
Como un libro
Con páginas por escribir,
Me ha mostrado que al final,
No existe en la pena ningún sinsabor,
Porque ella está durmiente
Como durmiente está el color
En la mirada que no lo sabe ver!
Basta pues con despertarla,
La pena o la mirada,
Y ese azul impreciso, indefinido,
Se toma de nuevo contorno,
Ahora preciso y definido,
Repleto de un renovado sabor!
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